George Orwell |
Al día siguiente de la inauguración del máster de periodismo UAM/El País, leo en el diario: “La Red propicia un tipo de periodismo instantáneo, rápido y cooperativo, donde los comunicadores de las noticias son en muchas ocasiones los protagonistas. Esto provoca la desaparición del “efecto de intermediación”. “Políticos y periodistas, y toda clase de intermediarios que en el mundo han sido, continuamos aferrados a nuestras viejas normas y tradiciones, como si el cambio al que estamos asistiendo no consistiera en el orto de una nueva civilización”. Cebrián puso como ejemplo del poder de la Red a “un puñado de internautas” que doblegó la voluntad de los diputados en la llamada ley Sinde”.
Al parecer es el “efecto de intermediación” el que está en juego. Pero ¿cuál? ¿el de las empresas periodísticas o el de los propios informadores?
Las tabletas e Internet te permiten ya en la actualidad leer/seguir a un periodista, con independencia de su medio. Muchos periodistas escriben para un medio o varios, tienen sus blogs y sus redes sociales, es decir, ya no dependen exclusivamente de que una cabecera, una emisora o una cadena de tv les de espacio. Hay informadores que tienen miles de seguidores ya en sus redes sociales porque los lectores buscan a sus periodistas favoritos.
Es posible que el periodista se aproxime cada vez más al escritor en la concepción de su sistema y proceso de trabajo (¿Volverá el periodismo de autor? ¿Quedarán obsoletos los libros de estilo?). Por eso, creo que los periodistas no debemos temer por el futuro del periodismo, que ha existido y seguirá existiendo. Más bien son las empresas periodísticas las que están en juego.
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